El Monte Chaqueño y su uso para artesanía



El Chaco
El Chaco es el segundo ecosistema más grande de América Latina – después de la Amazonia – y es el bosque seco más importante del continente, con una superficie de algo más de un millón de km2.
Casi 50% del Chaco está en la Argentina, repartiéndose el resto entre el Paraguay, Bolivia y Brasil. En el país, el Chaco comprende a las provincias del Chaco y Formosa, el norte de Santa Fe y de Santiago del Estero y el este de Salta, ocupando cerca de 20% del território nacional.
Poca gente sabe que el polo de calor de América del Sur está justamente en nuestro Chaco argentino, con una temperatura máxima absoluta de 48.9º en Rivadavia, dónde habitan las comunidades Wichí.
Hay tres grandes ríos que cruzan transversalmente el Chaco – el Pilcomayo, el Bermejo, y el Juramento-Salado. Esos cursos de água tienen una voluminosa carga de sedimentos que van transportando desde las nacientes, en los Andes, y son bastante erráticos, cambiando con frecuencia de curso.
El Parque o Bosque Chaqueño es el más importante en cuanto a superficie en el conjunto de bosques nativos de la Argentina, representando algo menos de 70% de todos los bosques del país.
Una de las características del bosque chaqueño es su alta biodiversidad, con extraordinarias especies de árboles que crecen muy lentamente, como el quebracho, el algarrobo, el palo santo o el guayacán. Sus maderas son muy duras (pesadas, densas, mucho más difíciles de aserrar o trabajar como artesanías), pero con hermosísimos colores y vetas, por lo cual dan también lugar a hermosas y coloridas artesanías.
Lamentablemente, también el bosque chaqueño tiene las tasas de deforestación y degradación forestal más altas del mundo, debido al avance de la frontera agropecuaria (¿quién no ha visto las imágenes de esas topadoras arrasando el monte?), el sobrepastoreo del ganado, que no permite que el bosque se regenere, y la extracción ilegal de madera.
Todo eso tiene consecuencias ambientales trágicas, como la progresiva desertificación de los suelos (llamados “peladares”), y la desaparición de frutos y animales del monte, que han sido la base de la alimentación de las comunidades Wichí y otros pueblos originarios del Chaco.
Madera y artesanías en el Chaco. . . ¿cuán sostenible?
Desde hace muchos años, el Chaco viene siendo deforestado a pasos agigantados, al punto de haberse convertido en una de las zonas con mayor tasa de deforestación del planeta. El principal responsable es el avance de la frontera agropecuaria, pero también la tala ilegal o una ganadería poco sostenible, entre otros.
La deforestación, en el caso del Chaco significa la pérdida de miles y miles de árboles de especies que tardaron a veces hasta 100 años en crecer, como el palo santo, el quebracho, el algarrobo o el guayacán, todas especies forestales de madera dura, de increíbles colores y vetas. Especies que con toda razón podemos llamar semi preciosas, por su calidad de madera. Imaginense la pérdida que significa que todos esos árboles terminen como simples postes de un alambrado, o cómo carbón…



Los artesanos también aprovechan esas especies, pero de una forma totalmente distinta. Cada árbol, cada tronco, permite hacer muchas artesanías. Por eso se dice que los artesanos hacen un uso intensivo de la madera, porque un solo tronco, al ser transformado en tantos productos u objetos, le da un extraordinario valor agregado. Así, por ejemplo, un solo árbol de palo santo, transformado en piezas pequeñas, puede generar cerca de 5000 dólares, mientras que como poste para alambrar un campo o transformado en carbón, no pasa de 50 dólares (100 veces menos), y cómo rollizo, hoy exportado a China, sin ninguna transformación, tiene un valor de 300 dólares.
Al hacer este uso intensivo de un recurso que ha demorado tantos años en crecer, los artesanos sólo necesitan cortar unos pocos árboles por año, lo que explica porqué, a pesar de no tener un plan de manejo aprobado, podemos afirmar que aprovechan en forma sostenible su bosque.
Los llamados “planes de manejo” son una forma certificada de asegurarse que un bosque pueda ser aprovechado, sin por eso perder su riqueza forestal y sus funciones o servicios ambientales. Sin embargo, requiere un proceso técnico. En la Argentina, hay muy pocos planes de manejo responsable del bosque chaqueño, posiblemente pueden contarse con los dedos de las manos.
Además de la madera, las artesanas y artesanos de las comunidades de pueblos originarios usan otras plantas, como el chaguar, el carandillo, o semillas. En algunos casos esas plantas están empezando a escasear, o hay que buscarlas cada vez más lejos. Pero probablemente sean más fáciles de regenerar, porque son de rápido crecimiento.
Jorge Rodríguez, artesano Wichí, cuenta cómo trabaja el Palo Santo
Para conocer más
Materiales recomendables para conocer más sobre comunidades originarias y el Chaco.
Notas:
1. http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL005425.pdf
2. https://chequeado.com/el-explicador/ninos-wichis-datos-sobre-su-situacion-en-salta/